jueves, 15 de septiembre de 2011


En mi patria, nicaragua hay un rió muy bonito que Dios nos regalo,

A un lado esta la familia Gonzáles donde viven mis primos en nicaragua,
al otro lado nuestro vecino país costa rica, donde vive la familia arce.
Nuestros padres y presidentes mucho pelean por el río. A mis primos Rosa y Eduardo no les importan esas cosas.Tampoco le importa a Eugenio el hijo de los arce, ellos religiosamente.
Cada tarde se reúnen a cazar mariposas,a ver las garzas blancas y morenas y también a buscar madera de balsa para hacer artesanías.
Ellos son felices en el río, quien de manera muy generosa les obsequia con frutas y peces que solo ahí se cultivan y reproducen.
Pero lo mas bonito es que ellos nacieron y crecieron ahí y ojala cuando estén grandes
conserven esa amistad para que no sigan peleando y haya paz y amor
para disfrutar el rió que dios nos regalo.

LOS NIÑOS EL RIÓ SAN JUAN




LA PRINCESA LUCÍA



Habia una vez una princesa que se llamaba Lucia, vivia en un palacio con un principe que se llamaba Romeo, cuando la princesa fue al jardin se encontro al principe con una rosa para ella se la dio y dijo paseemos, los dos se agarraron de la mano y pasearon por el jardin y el principe se puso de rodillas y le dijo te quieres casar conmigo la princesa dijo que si y se casaron en una iglesia. Llego su abuela y todos los invitados vinieron al banquete comieron una tarta y la abuela le regalo un vestido de color rosa. Vivieron muy felices y comieron perdises fin

EL PÁJARO VIAJERO



Habia una vez un pajaro que desde pequeño soñaba en dar la vuelta al mundo y casarse con una pajarita bonita.
Cuando se hizo grande fue a dar la vuelta al mundo y se encontró una pajarita al otro lado del mundo que tambien soñaba con casarse con un pajaro bonito y se casaron y fueron felices.

EL PIRATA MALVADO



Habia una vez un barco con un pirata malvado y su tripulación. Una isla con un mapa escondido y un enorme cofre lleno de riqueza enterrado.Y el pirata mas malvado que los demás quería el mapa y luego el cofre con su llave.
Un día los piratas fueron a buscar comida a la isla y cortaron una palmera llena de cocos y de repente cayó el mapa.
Luego fueron al barco y le dijieron al capitan cruel y malvado: ha caido el mapa y responde el capitan:¿como que ha caido? responden: de una palmera, y luego el capitan dice: da igual, ja ja ja ja es nuestro.
Fueron a la isla y desenterraron el cofre y fueron los piratas mas ricos del mundo pirata. Fin.

EL PIRATA MALVADO



Habia una vez un barco con un pirata malvado y su tripulación. Una isla con un mapa escondido y un enorme cofre lleno de riqueza enterrado.Y el pirata mas malvado que los demás quería el mapa y luego el cofre con su llave.
Un día los piratas fueron a buscar comida a la isla y cortaron una palmera llena de cocos y de repente cayó el mapa.
Luego fueron al barco y le dijieron al capitan cruel y malvado: ha caido el mapa y responde el capitan:¿como que ha caido? responden: de una palmera, y luego el capitan dice: da igual, ja ja ja ja es nuestro.
Fueron a la isla y desenterraron el cofre y fueron los piratas mas ricos del mundo pirata. Fin.

EL BOSQUE

El bosque iluminado era el mejor bosque en que se podía vivir, donde las fiestas llenaban de luz las noches y todos disfrutaban. En aquel bosque sólo había una ley: "perdonar a todos". Y nunca tuvieron problemas con ella, hasta que un día la abeja picó al conejo por error, y éste sufrió tanto que no quería perdonarla. Pidió al búho que reuniera al consejo y revisaran aquella ley. Todos estuvieron de acuerdo en que no habría problema por relajarla, así que se permitió una única excepción por animal; si alguien se enfadaba de verdad con alguien, no tenía por qué perdonarle si no quería. Y así siguieron hasta la gran fiesta de la primavera, la mejor del año, que resultó un grandísimo fracaso: sólo aparecieron el búho y unos pocos animales más. Entonces el señor búho decidió investigar el asunto, y fue a ver al conejo. Este le dijo que no había ido por si iba la abeja, a la que aún no había perdonado. Luego la abeja dijo que no había ido por si iba la ardilla, a la que no había perdonado por tirar su colmena. La ardilla tampoco fue por si iba el zorro, a quien no había perdonado que robara su comida... y así sucesivamente todos contaron cómo habían dejado de ir por si se presentaba aquel a quien no habían perdonado. El búho entonces convocó la asamblea, y mostró a todos cómo aquellla pequeña excepción a la ley había acabado con la felicidad del bosque.

MARIA LA ABUELA







María ¿Por qué será que cuando uno conoce a una persona ya entrada en años, no la imagina más joven o más niña y sólo ve en ella, eso que se refleja hoy? A veces, pero pocas, a través de una mirada más incisiva tratamos de descubrir lo que nos sugiere una arruga, un gesto o quizás silencios prolongados por sumisión a la autoridad, al miedo por circunstancias determinadas y otras veces, es el resultado de la excesiva prudencia o simplemente creemos que responde a la necesidad del momento.
María, regordeta, morena, dinámica, poco comunicativa, de manos callosas extremadamente limpias, es de esas mujeres que parecen haber nacido para ser madre. Pero de las madres de antes, esas que esparcen un olorcito a puré recién hecho, que brinda besos con sabor a dulces caseros y te colma de abrazos tiernos.
Había nacido en la provincia de Catamarca, cerca del Rodeo a pocos kilómetros de la ciudad capital, donde “los mil tonos de verde” se confunden de manera majestuosa; donde desde lo alto de los cerros, se divisan las innumerables sendas que acaban perdiéndose entre las malezas traviesas que ocultan ranchos, junto al infaltable horno de barro y los corrales que guardan celosos, ovejas y cabras.
Cuando deja de llover en las tardes del verano agobiante, conejos blancos, negros y grises, salen de sus madrigueras buscando raíces tiernas y entre salto y salto describen movimientos como conjuros secretos. También y a la vista de todos, desafiando cualquier peligro, aves multicolores revolotean arbustos y algarrobos añosos junto a nogales cargados de nueces maduras que anuncian su cosecha. Más allá y entre caprichosos arroyos con abundante agua cristalina bajan en rápidos recorridos donde los peces realizan piruetas entre las piedras de sus lechos.
Así es María, producto de la tranquilidad de los cerros, cálida como el clima norteño, fértil en su amor como la tierra que la vio nacer y humilde como las economías empobrecidas por la explotación de unos pocos. Fue madre muy pronto casi sin darse cuenta, primero acunó a sus hermanos menores, después al cumplir los catorce, llegó el amor de la mano de Romualdo, un primo no lejano.
Hicieron rancho antes que naciera Isabel y su llegada fue dolorosa, desde el parto mismo, anticipado y difícil que puso a las comadronas a prueba. Esta niña presagiaba desde el vamos una vida nada fácil.
Enseguida presentó algunos problemas de salud, además de llorona y demandante, chiquita y con poco peso fue María, una permanente visita a las consultas del curandero, don Pedro, que desde el ojeado, el empacho y hasta la pata de cabra, hizo de todo para sanarla. Para colmo la leche materna era escasa entonces, para completar la alimentación, una cabra fue su ama diaria. A medida que fue creciendo los miedos fueron poco a poco desapareciendo, pero debido a todo lo anterior María consintió a la niña demasiado.
Al poco tiempo se presentó la posibilidad para Romualdo de ir a trabajar a los campos de unos de los hijos del patrón que tenía en la provincia de Bs. As, cerca de Pergamino. Unos atados de ropa y algunos enseres fueron el equipaje de todos en esta ida, primero el viaje en sulky hasta la estación del tren, después un micro hasta Pergamino y desde allí una camioneta que los alcanzó hasta el destino final. María no pronunció palabra un poco por el cansancio de tantas horas de viaje y otra por el asombro de este nuevo mundo ante sus ojos.
Los esperaba una casita de material con agua corriente, gas, luz eléctrica y cloaca. Cosas que María fue descubriendo con verdadero asombro a medida que transcurrían los días. Pronto se anunció el segundo hijo. A Romualdo y sus nuevas tareas le ocupaban gran parte del día y de la noche en esos trabajos. María quedó en la casita rodeada de sus quehaceres junto a Isabel y poco después, Miguel el hijo recién nacido, un robusto y dormilón bebé que agravó el comportamiento de Isabel, un poco por celos y otro poco, por los caprichos cada vez más frecuentes.
La mala cosecha, los problemas del clima junto a una peste que mató varias cabezas de ganado, hicieron que los problemas económicos no esperaran. Entonces la escasa disposición de dinero hizo que la necesidad golpeara la puerta de María, quién empezó a servir en la casa grande, dejando a los niños al cuidado del desamparo. Para Romualdo esta situación lo hizo amigo del alcohol, con él la violencia, que se manifestó en grandes silencios al principio y después con golpes, reproches y gritos.
Todo soportaba María, por los chicos, porque buscaba en su interior la culpa y porque así fue educada. Sabía que ese no era su Romualdo, aquel joven lleno de ilusiones y ternura con el que abrazó sueños para una vida mejor, distinta, llena de promesa que se desgranaban rápidamente. Un día Romualdo no volvió más, se hizo una búsqueda sorda por los lugares cercanos sin éxito.
La ayuda, para María, vino de la mano de Alicia, la hija mayor de la cocinera de la casa grande, que sabiendo que debía abandonar su casa, en un corto tiempo, dado que otro peón remplazaría a Romualdo Ofreció y acompañó hasta el barrio de Barracas, en las afueras de la ciudad de Basas. Hacia el sur, donde había una serie de casillas entre las que se encontraba una que perteneció a unos parientes, que no se adaptaron a las exigencias de la ciudad y decidieron volver a sus pagos.
Claro que esto no era como Pergamino la casa necesitaba muchas cosas pero sabía que pronto podría dejarla como nueva. Enseguida buscó trabajo, lo encontró en una casa de familia, donde por la mañana hacia la limpieza y las compras. Pronto en el gimnasio de la Srta. Paula en Avellaneda, por la tarde limpiaba pisos, vestuarios, baños y mantenía un orden que maravilló a muchos.
Llegaba a su casa alrededor de las nueve de la noche, los chicos quedaban solos bajo la mirada de alguna vecina y empezaron la escuela primaria, algo que estaba totalmente postergado. Delantales blancos, zapatillas impecables y mochilas relucientes, los miraba orgullosa María partir hacia la escuela.
Eran esos, sus hijos que mezclados con otros del barrio, empezaban una etapa diferente, esto le parecía mentira. En poco tiempo, María, Isabel y Miguel empezaron una nueva vida. Un día recibe la visita de Carlos, un vecino del barrio, se trataba de un “hablador”, como dicen los del interior; sin reparo le ofreció una mensualidad a cambio de que abandonara sus trabajos ya que en la villa a los “suyos” los cuidaban.
La oferta le pareció tentadora a María, pero por algo no la aceptó, después supo que se trataba de un politiquero y los que estaban con él recibían beneficios en dinero y comida, pero a cambio, debían estar en todas las reuniones y movilizaciones que se le indicaran. Para María el trabajo, era EL TRABAJO, por poco que ganara esos pesos le permitían sentir una satisfacción incomparable. Era una sensación entre libertad y coraje, libertad porque era producto de su esfuerzo y coraje para seguir adelante. La visita de Carlos quedó ahí, ella una sencilla mujer que no entendía de política y él que pensó que sólo debía esperar un poco más y que no faltaría la ocasión donde esta mujer lo fuera a necesitar.
Cuando Miguel terminó la escuela primaria decidió ir a casa de sus abuelos, así que una mañana partió rumbo a Catamarca. Este fue un desprendimiento importante, lo extrañó mucho los primeros tiempos sobre todo por lo demostrativo, solidario y colaborador para con ella y su hermana. En cambio, Isabel no quiso seguir estudiando, la edad primero y su salud enfermiza fueron los obstáculos iniciales insalvables.
El hecho de quedarse sola con tantas horas vacía la hizo victima de malas compañías, al poco tiempo la noche, la droga, el sexo precoz y el robo la pusieron ante el espejo marcado por la ignorancia y la miseria. María parecía no querer ver, hasta que una tarde su vecina doña Rosa fue al gimnasio a buscarla, con la noticia de que Isabel había sido detenida. ¡Cuánto lloró María! Es el llanto de las madres ante el dolor del hijo, un doble dolor, ese que ahoga, ese que no se disimula, ese que hace compañía a la impotencia, a la injusticia y al desamor.
Es el llanto donde los porque no encuentran respuesta y se mezclan con lágrimas y reproches, con culpas y silencios que llenan de vergüenza. Son angustian tan fuertes que adormecen hasta el tiempo que transcurre. Lamentablemente esto fue sólo la primera vez. A pesar de la promesas de Isabel de no volver a caer, hubo varias más, hasta que finalmente al cumplir la mayoría de edad la pena fue mayor y el tiempo de la privación de libertad también.
Al llegar la Sra. Leticia a la vida de María, todo empezó a cambiar. No trabajaría más para el gimnasio. Por intermedio de un conocido tuvo un abogado pago, las visitas abiertas a Isabel y el traslado a otra unidad penitenciaria, la hicieron sentir mejor. Con ayuda de Inés, la periodista, amiga de la Sra. Leticia pudo hacer que Isabel retomara sus estudios en la cárcel. Con Miguel lejos que está desarrollando su vida entre rebaños y campos ajenos, supo de los retoños, sus nietos. Los conocía poco, pero igualmente con sólo pensarlos o susurrar sus nombres, le hacían estremecer hasta el corazón.
Era un pedazo de sosiego que soplaba como aire fresco. Sabía que lo de Isabel llevaría tiempo y paciencia y que ella estaría lo más cerca posible para sostenerla y acompañarla, más allá de sus fuerzas, porque la maternidad para María era un compromiso de por vida. La amistad y el trabajo con Leticia le permitió entregar un amor maternal contenido, devolver todo eso que anidaba en lo más profundo de su ser, sentimiento del cual Leticia tenía tanta sed.
Sed de orejas que escuchan, sed de ojos que miran, sed de palabras con sabor a cariño verdadero y de gestos con fuerza desinteresada por la entrega y el servicio. Su partida, la muerte implacable, la dejó nuevamente ante la encrucijada de la vida. Otra vez debía volver a empezar. Con Juan Lescovich, Paula y Micaela, supo más tarde que tendría trabajo seguro. Cerca está Isabel que sabe por ahora que su madre está, no faltara el día en que quiera verdaderamente no causarle más pena.
Sabe, María, que Miguel traza un camino que se abre con obstáculos que él puede vencer, acompañado de una familia basada en el amor filial, donde no hay tiempos. María es la representante fiel de los que dan sin espera, de los se entregan más allá de sus fuerzas, de los que transitan con un corazón abierto, para dar resguardo y abrigo al que lo necesite, donde la devolución inmediata, a veces, no está presente.
Fin

Jerri la ardilla


Una vez escuché una canción tan bella que me recordó a mi pequeño hermano. Al caminar por el caos que fue mi vida, mi pequeño hermano me decía que ya tenía hambre y yo al mirar aquellos profundos ojos, su pequeña cara sucia y su cabello, todo despeinado, sólo pude presionar fuertemente su mano y decirle “espera un poco más”.- Ya llegaremos a casa, solo eso. Todos los días me arrepiento de decirle eso. Le hubiese dicho:
-Hermano te quiero -vivir con esas palabras dentro de mi corazón, me hacen sentirme muy triste y las lágrimas me empiezan a salir.
Esta historia es una que comienza con un adiós y termina con un hola, la historia trata de un sueño que siempre vivirá dentro de mi corazón.
-Chicos levántense van a llegar tarde a clases otra vez – nos dijo mamá.
-Sólo un poco más -Dijimos mi hermano Miguel y yo. Es viernes, al fin he esperado este día hace bastante tiempo, papá está de viaje debido a su trabajo y mamá hoy ira a visitar a unas tías que tiene al otro lado de la ciudad. Al fin soy tan feliz, hoy me convertiré en un hombre, porque alguien tendrá que llevar la llave de la casa, así que es obvio que ese seré yo.
“ Ehhh y más ehhh” gritaba de felicidad. Hace mucho tiempo que había esperado este día. Al fin me convertiría en una persona mayor con responsabilidades. Esperen a que los chicos de mi clase la vean, este era mi nuevo poder, para un niño de ocho años tener la llave de tu casa es algo que te hace muy importante entre los chicos de mi edad. Carolina me invitará a su casa. Carolina es la niña más popular de la escuela, muchos dicen que es la niña más linda de todo el mundo.
Estar al lado de ella, mmm, seria todo un sueño hecho realidad. Y esta llave me abriría la puesta a la felicidad. Soy tan feliz… Daniel no dejará de decir ohhh y mas ohhh y por qué no mas ohhh. Raúl sentirá envidia y Verónica me dará un poco de su lonchera…jijiji. Y la profesora Patty dirá
– “Rai ya eres todo un hombre”. Es que para un niño de mi edad, tener la llave de su casa es poder, poder que yo sabré utilizar muy bien. Lo he preparado todo desde ayer, he limpiado la casa, hay helado en el refrigerador, las sillas de la cocina las puse en la sala . Cuando sean las tres, jugaremos a las escondidas, a las tres y treinta comeremos helado de vainilla (mi favorito, no me gusta el de plátano) después miraremos tele y después uhmm y más uhmm que haré después, aun no lo sé lo pensaré después decía dentro de mí. Bien, ya terminamos de desayunar, ha llegado la hora “¿mamá no tienes algo para mi?” le dije con una enorme sonrisa en el rostro y con mis ojitos todos brillosos.
-Si hijo toma tu lonchera, ya sabes termínala despacio. -
No mamá es algo más.
-Ah ya sé lo que es ¿cómo pude olvidarme? (si al fin llego la hora, me lo va a dar) muaaa y muaaa y un abrazo mas ¿algo más hijo?
-No es eso mamá, es algo más.
-¿Algo más que será? Miguel ya es tarde ¿acabaste tu desayuno hijo?
-Si mamá, si ya lo acabe – gracias. (Miguel era mi hermano menor, el solo era un niño tenía seis años).
-Rai, Miguel se ha portado muy bien y su profesora dice que es un niño muy responsable, por favor deja que tu hermano lleve la llave ¿si?, además el sale temprano, la próxima vez te tocará a ti hijo.
- Pero, pero mamá. – El es menor que yo, la puede hacer perder-dije para defender mis intereses.
-No es cierto no la perderé mamá, la cuidaré muy bien- dijo Miguel para defenderse.
-Pero mamá, vamos mamá (insistí, tenía que premiar mi insistencia pensé) Pero mamá, pero mamá
-Pero nada Rai hoy Miguel la llevara de acuerdo y la próxima vez tú… (Era difícil discutir con esa señora). El es tu hermano menor y tú tienes que cuidar de él.
-De acuerdo, si mamá – dije con tono de resignación.
- Si le dejas a Miguel llevar la llave traeré un pastel de chocolate. -“Wauuu wauuu” -dijimos en coro.
- Un pastel deberás mamá. -
Si niños.
- Pero mamá yo quiero el pedazo más grande ¿si?
-Ya está bien pero vayan que se les hace tarde niños.
-Si chau mamá -gritamos en coro yo y Miguel y nos fuimos corriendo pensando en el premio que mamá nos traería. Ya casi cerca de llegar a la escuela me acerque a Miguel y le dije
– ¿Oye Miguel me dejas ver la llave? -No es mía, tu me la quitarás Rai.
- No, no lo haré. En serio no lo haré-
-Ya está bien pero solo un rato sí. Ehhh y salí corriendo con la llave en mi mano, le había quitado la llave a Miguel. Aún recuerdo que el corrió tras de mi gritándome para que se la devolviese.
-Rai devuélvemela, mamá me la dio.
-Por favor solo préstamela. Si lo haces te daré mi pedazo de pastel si Miguel.
-Está bien Rai pero no lo olvides y llega temprano. Gracias le dije y Salí corriendo me sentía el rey del mundo. Estaba en clases y no podía esperar a que el reloj dieron las doce, ya había llegado el receso y faltaba tan poco que no aguantaba más, pero decidí dejar lo mejor para el final. Miguel de repente llegó a mi salón, yo pensé que venía a quitarme la llave
– Rai me siento mal acabo de discutir con Diego (Diego es el niño maloso de su salón). Miguel decía que había visto un león, pero hasta yo sé que eso es mentira porque siempre andaba con él y estoy seguro que nunca en nuestras vidas lo vimos, pero no hay que olvidar que el solo era un niño y yo en cambio ya era todo un hombre.
-Miguel sabes yo también vi un león y era de color azul, nadaba por el mar, corría con las estrellas.
– ¿Es verdad eso Rai?
-Si Miguel dime ¿cuándo te he mentido?- al mismo tiempo que le decía eso a mi pequeño hermano le mostraba los dientes en señal de confianza-
-Siii – dijo – Miguel de un grito, Rai dime ¿en dónde lo vistes? Dime ya
– Pues lo vi en la casa de la señora Gonzales, ahí lo vi le dije –
-¿Estás seguro Rai? y moviendo la cabeza le dije sí.
-Hay pero ¿qué hace mi león ahí?  tan pronto salga iré a recogerlo, pobrecito debe tener mucha hambre.
-Uhmmm mejor tómale una foto ¿no crees Miguel así te creerán los demás niños?
- Tienes razón Rai pero no traje la cámara de papá.
-Veamos qué podemos hacer ¿trajiste tus lápices y cuaderno de dibujo Miguel?
-Si los traje hermano, entonces solo ve y dibújalo será mejor que una foto.
-¡Si qué buena idea Rai, hoy saldré temprano ya Rai vienes temprano a casa sí!
-Si lo prometo estaré temprano en casa Miguel – niños – se lo creyó jajaja no puedo parar de reírme un león azul para creerse semejante mentira uno tenía que ser un niño jajaja.
Y llego la hora tan esperada el reloj de la clase ya pronto darían las doce, faltaba tan poco y ya era la hora esperada así que me pare sobre mi mesa sujete la llave en lo alto y grite: -Hoy tengo el poder, quien quiera ir a mi casa que forme una fila delante de mí -Todos voltearon y me miraron y gritaron en coro “yo, yo, yo”.
Había pasado todo lo que había planeado. Al salir de la escuela me fui a comer unos helados con mis amigos, recuerdo que durante el viaje nos la pasamos gritando de felicidad, pensaba que este era el mejor día de mi vida, estaba tan feliz, nunca imagine que no volvería a sonreír en mucho tiempo.
Cuando llegamos a casa vimos a Miguel durmiendo en la entrada de la casa. Dios me había olvidado que él salió temprano de la escuela su piel estaba muy clara, tenía mucha fiebre y su respiración era muy lenta, mis amigos al verlo me ayudaron a llevarlo hasta su cama. Me dijeron que lo cuide, que se tenían que ir yo les insistí para que se queden, pero no me escucharon, niños aun eran unos niños también, me enfade mucho con Miguel me acerque a su cama y le grite:
-Gracias arruinaste mi día, muchas gracias hermano -Y me fui a mirar televisión.
En ese momento admito que era todo un tonto, el campeón de los tontos. Conforme la noche pasaba me sentía culpable de lo que le había dicho. Me acerque a su cama y le dije “Miguel lo siento estaba enfadado perdóname si hermano”, pero el parecía no escucharme me acerque más a él y me di cuenta que la fiebre había aumentado me asuste mucho jamás lo había visto así de mal.
Le dije “Miguel te mentí nunca he visto un león y menos uno de color azul”, él sólo me miro y cogió su mochila, sacó su cuaderno de dibujo y me mostró el dibujo de un león azul “sabes Rai lo he visto y mira lo dibujo ahora si todos podrán creerme”. Me asuste mucho y solo le dije – “¿y qué hiciste? -Pues lo invite a casa pero el perro del vecino lo asustó y se fue volando, es una lástima yo quería que tu también lo vieras Rai, por más que le llamaba el no me oía.
Esa noche me dormí a su costado, no hacia esto desde ya mucho tiempo… Muy de noche llego mamá con el pastel de chocolate como lo había prometido “mamá Miguel está enfermo muy enfermo” – le dije.
Mamá corrió hacia la cama de Miguel muy asustada lo abrazó y besó, ¿cómo pasó esto Rai? -Es mi culpa mamá yo le quité la llave y el llego temprano se había quedado dormido afuera mamá –le dije con lagrimas en mis ojos.
-Ya calma hijo todo está bien – me dijo ella. Al día siguiente me fui a la escuela apresurado, Salí corriendo tan de prisa que olvidé despedirme de Miguel y de mi madre. Cuando estaba en clases todos me preguntaron por la salud de Miguel – mamá lo está cuidando el estará bien, les decía ¡”Qué bueno”! decían todos en coro, incluso Carolina me preguntó por él.
Era todo un sueño hecho realidad. Yo y la niña más linda de todo el mundo. Al fin se lo que es la felicidad, estaba tan feliz Dios, pero fue en ese momento en que Raúl, se paró en la misma mesa que yo me había podado solo hace poco, y grito: -Hoy yo tengo el poder, tengo la llave de mi casa, quien quiera venir conmigo que forme una fila frente a mí-
Y todo el salón grito en coro, yo, yo, yo… Raúl me miró y me dijo – ¿no quieres venir con nosotros? y yo le dije, “no, no puedo tengo que cuidar a Miguel” todos dijeron era una lástima para la próxima será Rai. No lo entiendo, ayer me sentía el rey del mundo y hoy simplemente no era nada.
En el camino a casa pensaba en como pedir disculpas a mi hermano. Cuando llegue a casa no pude encontrar a nadie, mi vecina salió de su casa con la llave de mi casa y me dijo
– “Miguel se puso peor, tu madre tomó un taxi y se lo llevó al hospital. Espera a tu papá vendrá pronto tu mamá lo ha llamado”. Ese día estuve pensando en Miguel, sus recuerdos no salían de mi mente no sé porque pero tenía mucho miedo. Cuando me dirigí a su cuarto, encontré sobre su cama su cuaderno de dibujo.
Siempre había querido revisarlo pero el rara vez me dejaba hacerlo, entre las hojas encontré el dibujo de su león aun le faltaba un poco para terminarlo de seguro lo acabaría a su regresa, pensaba dentro de mí. Muy de noche llegaron mamá y papá, les pregunté por mi hermanito me dijeron que tenía una mala enfermedad.
No querían decirme lo que tenia solo me repetían que él estaría bien, ¿por qué me trataban como un niño? mamá se llevo sus cosas y las de Miguel ella iba quedarse en el hospital esa noche y papá se quedaría conmigo. Apenas se fue mamá, papá se abalanzó sobre y me abrazó como hace tiempo no lo hacía, me dijo que debía ser fuerte, nunca antes había visto llorar a mi papá eso me hacía sentir algo dentro de mi.
No quería llorar, me esforzaba por no hacerlo ya que sólo los niños chiquitos y las niñas lloran y yo ya no era un niño sino todo un hombre. Siempre había notado a mi papá muy grande pero el día de hoy note a ese hombre grande volverse un niño. Papá se quedo en casa, dejo de trabajar y mamá solo venía de vez en cuando para darnos noticias de Miguel. Así los días transcurrían, nunca me imaginé que mi papá se convertiría en mi mejor amigo.
Nos pasábamos jugando todos los días, yo se que él necesitaba distraerse mucho. El día de ayer papá me llevó a volar cometas de papel que hicimos nosotros mismos, pobre de él se quedó todo el día parado y enseñándome pero yo era tan malo que mi cometa jamás alzo vuelo.
Hoy mamá me dijo que Miguel quería verme, yo y papá gritamos de emoción al fin veríamos a Miguel, yo quería pensar que todo sería como antes, este si era un buen día vería a mi hermano este si tenía que ser mi mejor día. Antes de irme a dormir me dirigí a la habitación de Miguel, tomé su cuaderno y vi su león ¡vaya lo hizo bien! Es una lástima que le faltó terminarlo me decía, hubo una idea que nació en mi – quizás el se ponga mejor si es que yo lo termino – y me puse a pintar y adornar su dibujo. Y me repetía cuando él lo vea mañana se pondrá muy feliz.
Pensaba que iríamos a recoger a Miguel como lo hicimos antes cuando él nació. Y llego el día tan esperado mamá y papá me dijeron antes de entrar a ver a mi hermanito que debía no debía hacer mucho ruido y que no le hiciera muchas preguntas ni diga nada que lo haga sentir mal y moviendo mi cabeza les dije que sí.
Por fin esta era la segunda vez que estaba en un hospital y estaba muy emocionado, tenía que verlo todo con cuidado, porque pensaba contarles de mi viaje en el hospital a todos los chicos de la clase. Nos paramos frente una puerta, y todos sujetados de las manos abrimos esa puerta, cuando la abrimos vimos a Miguel se veía muy delgado y muy pequeño, no dejaba de taparse bajo las sabanas de su cama, para que no lo viéramos.
Mamá y papá me dejaron solo con Miguel querían que hablemos, decían que él lo necesitaba mucho pero en realidad el que necesitaba hablar con él era yo, porque aun no terminaba de disculparme por la mentira que le dije.
-Miguel acércate Se acercó a mí con mucho cuidado y se descubrió su cabeza, me asuste mucho de su hermosa cabellera suave paso a no tener ningún solo pelito en su cabecita. Entonces le dije “wauuu Miguel tu sí que tienes suerte mira ahora no vas a tener que peinarte y tampoco tendrás que lavarte la cabeza, jajaja” y los dos reímos juntos.
-Miguel arreglé tu habitación.
-¿En serio lo hiciste Rai? Yo, con una expresión de orgullo y seguridad le dije que si, no dejaba de repetirle
– Ya verás cuando regreses a casa papá y yo hemos trabajado duro para arreglarla – Note una expresión muy triste en el rostro de Miguel y me quede en silencio.
-Rai tengo miedo, no sé lo que me pase, yo quisiera ser tan fuerte como tú lo eres, siempre te admire no quiero que mamá y papá sigan tristes y menos de que sigan gastando tanto dinero en mi. Yo se que el dinero que tenemos no es suficiente.
Vaya no lo podía creer yo siempre había pensado que Miguel era solo un niño pero hoy supe que el ya se había vuelto todo un hombre. Yo sólo atiné a mover la cabeza y a sonreírle
– Miguel ¿sabes? Cerca al colegio están construyendo un parque cuando salgas de aquí prometo que te llevaré.
- ¿En serio lo harás Rai? – dijo mi hermanito muy emocionado.
– Si, si lo hare – le dije – mi hermano estaba muy feliz. Nadie podría decirle que no a un niño tan lindo como él lo era.
De repente entraron papá y mamá gritando “feliz cumpleaños Miguel”, esto era toda una sorpresa que guardábamos para él, cumplía siete años, -Toma Miguel- le dije sacando de mi mochila su cuaderno de dibujos
– ¿Sabes? lo he terminado espero que te guste.
-¿Así como lo hiciste, tú también los viste? Yo quería decirle que no que en verdad le había mentido pero no fui capaz de decírselo y solo pude decirle.
– Si lo he visto, es más lo traje a la casa y está justo ahora echado en tu cama. Quiere conocerte Miguel, sabes me dijo que está ansioso de que te subas en él para llevarte a volar por todo el cielo.
-¿Y cómo lo trajiste? aún no entiendo.
-Es que la otra noche dejé la ventana abierta y él estaba en ella, entonces lo invite a entrar y desde ese día siempre cierro la ventana para que no se vaya.
-Rai dale de comer ¿si?
– Si Miguel lo hago siempre todos los días
– Cuando salga de aquí iré a un viaje con mi león. -Rai mira el dibujo está brillando parece real
-Si es increíble grité -Pero cuando vi el rostro de Miguel yo note qué él quien estaba llorando. Yo solo grite “wauuu no sabía que yo era tan buen dibujante”.
Miguel era mi mejor amigo, eso era algo que nunca admitía, pero él era mi mejor amigo. Amigos son los que pueden verse y hablarse cuando ellos lo desean. Amigos son los que están cerca cuando se necesitan, amigos son los que se ayudan cuando tienen dificultades, amigos son los que ahora hacen lo que antes no hicieron.
Papá y mamá llegaron a la habitación con un enorme pastel de chocolate, esa tarde la pasamos muy bien, no recordaba días como este, el día que Miguel entro al hospital nuestras vidas cambiaron ya nada era lo mismo. Apenas llegue a casa me eche a dormir, esa noche tuve un sueño muy extraño, la ventana se habría y entraba el león azul y sobre el león iba mi hermanito y los dos juntos se iban volando por el cielo y me repetía, que envidia siento por él.
Ese sueño nunca he podido olvidarlo. Miguel nos dejó dos meses después de sus cumpleaños, se fue con su león y no volvió nunca más a casa. Ha pasado el tiempo y aún espero que regresen por mí, me lo prometió él y sé que el siempre cumple sus promesas. Yo me quede en casa cuidando de papá y mamá y viví por él y por mí, cuando les pregunte por el ellos solo me decían que el destino nos lo había quitado y otras veces que estaba muy enfermo.
Nunca quisieron decirme que enfermedad tenía, no por malos sino porque tenían miedo. Yo los miraba y les decía que él no había muerto, que había venido en la noche y se había ido volando con su león azul. Ellos sólo me abrazaban y secaban mis lágrimas. Yo se que ese león existe porque Miguel me lo dijo, yo sabía que no vería a mi hermano en mucho tiempo, es por eso que esa canción me recuerda a él y sus sueños y hoy se que siempre seré un niño, y soy muy feliz de saberlo, soy un niño, así pase el tiempo siempre lo seré.
Esta es mi historia es una como dije que empieza con un adiós y termina con un hola. Te quiero hermano… Y espero pronto por ti y tu león azul…
Yo, quiero que me perdones por las veces en que dije no creerte, te amo hermano.
En la mitad de la estación cambiante, siento como los días se hacen más largos en la neblina de estos tiempos. Tú y yo pintamos nuestros sueños juntos un día.
Soñamos con un mundo de amor junto a los vientos de marzo, si una flor florece en primavera porque no puede florecer en el otoño o invierno, pequeñas luces se esperanza flotan por este viento, calentando la mañana poco a poco, a tu lado yo no siento miedo, me siento el rey del mundo y no hay nada que me detenga. Ahora estoy aquí de pie en la entrada de un mundo nuevo.
Gracias, me hiciste darme cuenta de que no estaba solo. Cuando cierro los ojos te veo y cuando los abro deseo verte de nuevo, me has ayudado a llegar a ser fuerte.
Yo también quiero hacer lo mismo por ti Cuando cierro los ojos te veo y cuando los abro deseo verte de nuevo, me has ayudado a llegar a ser fuerte. Yo también quiero hacer lo mismo por ti…
Fin

EL LEÓN AZUL


Una vez escuché una canción tan bella que me recordó a mi pequeño hermano. Al caminar por el caos que fue mi vida, mi pequeño hermano me decía que ya tenía hambre y yo al mirar aquellos profundos ojos, su pequeña cara sucia y su cabello, todo despeinado, sólo pude presionar fuertemente su mano y decirle “espera un poco más”.- Ya llegaremos a casa, solo eso. Todos los días me arrepiento de decirle eso. Le hubiese dicho:
-Hermano te quiero -vivir con esas palabras dentro de mi corazón, me hacen sentirme muy triste y las lágrimas me empiezan a salir.
Esta historia es una que comienza con un adiós y termina con un hola, la historia trata de un sueño que siempre vivirá dentro de mi corazón.
-Chicos levántense van a llegar tarde a clases otra vez – nos dijo mamá.
-Sólo un poco más -Dijimos mi hermano Miguel y yo. Es viernes, al fin he esperado este día hace bastante tiempo, papá está de viaje debido a su trabajo y mamá hoy ira a visitar a unas tías que tiene al otro lado de la ciudad. Al fin soy tan feliz, hoy me convertiré en un hombre, porque alguien tendrá que llevar la llave de la casa, así que es obvio que ese seré yo.
“ Ehhh y más ehhh” gritaba de felicidad. Hace mucho tiempo que había esperado este día. Al fin me convertiría en una persona mayor con responsabilidades. Esperen a que los chicos de mi clase la vean, este era mi nuevo poder, para un niño de ocho años tener la llave de tu casa es algo que te hace muy importante entre los chicos de mi edad. Carolina me invitará a su casa. Carolina es la niña más popular de la escuela, muchos dicen que es la niña más linda de todo el mundo.
Estar al lado de ella, mmm, seria todo un sueño hecho realidad. Y esta llave me abriría la puesta a la felicidad. Soy tan feliz… Daniel no dejará de decir ohhh y mas ohhh y por qué no mas ohhh. Raúl sentirá envidia y Verónica me dará un poco de su lonchera…jijiji. Y la profesora Patty dirá
– “Rai ya eres todo un hombre”. Es que para un niño de mi edad, tener la llave de su casa es poder, poder que yo sabré utilizar muy bien. Lo he preparado todo desde ayer, he limpiado la casa, hay helado en el refrigerador, las sillas de la cocina las puse en la sala . Cuando sean las tres, jugaremos a las escondidas, a las tres y treinta comeremos helado de vainilla (mi favorito, no me gusta el de plátano) después miraremos tele y después uhmm y más uhmm que haré después, aun no lo sé lo pensaré después decía dentro de mí. Bien, ya terminamos de desayunar, ha llegado la hora “¿mamá no tienes algo para mi?” le dije con una enorme sonrisa en el rostro y con mis ojitos todos brillosos.
-Si hijo toma tu lonchera, ya sabes termínala despacio. -
No mamá es algo más.
-Ah ya sé lo que es ¿cómo pude olvidarme? (si al fin llego la hora, me lo va a dar) muaaa y muaaa y un abrazo mas ¿algo más hijo?
-No es eso mamá, es algo más.
-¿Algo más que será? Miguel ya es tarde ¿acabaste tu desayuno hijo?
-Si mamá, si ya lo acabe – gracias. (Miguel era mi hermano menor, el solo era un niño tenía seis años).
-Rai, Miguel se ha portado muy bien y su profesora dice que es un niño muy responsable, por favor deja que tu hermano lleve la llave ¿si?, además el sale temprano, la próxima vez te tocará a ti hijo.
- Pero, pero mamá. – El es menor que yo, la puede hacer perder-dije para defender mis intereses.
-No es cierto no la perderé mamá, la cuidaré muy bien- dijo Miguel para defenderse.
-Pero mamá, vamos mamá (insistí, tenía que premiar mi insistencia pensé) Pero mamá, pero mamá
-Pero nada Rai hoy Miguel la llevara de acuerdo y la próxima vez tú… (Era difícil discutir con esa señora). El es tu hermano menor y tú tienes que cuidar de él.
-De acuerdo, si mamá – dije con tono de resignación.
- Si le dejas a Miguel llevar la llave traeré un pastel de chocolate. -“Wauuu wauuu” -dijimos en coro.
- Un pastel deberás mamá. -
Si niños.
- Pero mamá yo quiero el pedazo más grande ¿si?
-Ya está bien pero vayan que se les hace tarde niños.
-Si chau mamá -gritamos en coro yo y Miguel y nos fuimos corriendo pensando en el premio que mamá nos traería. Ya casi cerca de llegar a la escuela me acerque a Miguel y le dije
– ¿Oye Miguel me dejas ver la llave? -No es mía, tu me la quitarás Rai.
- No, no lo haré. En serio no lo haré-
-Ya está bien pero solo un rato sí. Ehhh y salí corriendo con la llave en mi mano, le había quitado la llave a Miguel. Aún recuerdo que el corrió tras de mi gritándome para que se la devolviese.
-Rai devuélvemela, mamá me la dio.
-Por favor solo préstamela. Si lo haces te daré mi pedazo de pastel si Miguel.
-Está bien Rai pero no lo olvides y llega temprano. Gracias le dije y Salí corriendo me sentía el rey del mundo. Estaba en clases y no podía esperar a que el reloj dieron las doce, ya había llegado el receso y faltaba tan poco que no aguantaba más, pero decidí dejar lo mejor para el final. Miguel de repente llegó a mi salón, yo pensé que venía a quitarme la llave
– Rai me siento mal acabo de discutir con Diego (Diego es el niño maloso de su salón). Miguel decía que había visto un león, pero hasta yo sé que eso es mentira porque siempre andaba con él y estoy seguro que nunca en nuestras vidas lo vimos, pero no hay que olvidar que el solo era un niño y yo en cambio ya era todo un hombre.
-Miguel sabes yo también vi un león y era de color azul, nadaba por el mar, corría con las estrellas.
– ¿Es verdad eso Rai?
-Si Miguel dime ¿cuándo te he mentido?- al mismo tiempo que le decía eso a mi pequeño hermano le mostraba los dientes en señal de confianza-
-Siii – dijo – Miguel de un grito, Rai dime ¿en dónde lo vistes? Dime ya
– Pues lo vi en la casa de la señora Gonzales, ahí lo vi le dije –
-¿Estás seguro Rai? y moviendo la cabeza le dije sí.
-Hay pero ¿qué hace mi león ahí?  tan pronto salga iré a recogerlo, pobrecito debe tener mucha hambre.
-Uhmmm mejor tómale una foto ¿no crees Miguel así te creerán los demás niños?
- Tienes razón Rai pero no traje la cámara de papá.
-Veamos qué podemos hacer ¿trajiste tus lápices y cuaderno de dibujo Miguel?
-Si los traje hermano, entonces solo ve y dibújalo será mejor que una foto.
-¡Si qué buena idea Rai, hoy saldré temprano ya Rai vienes temprano a casa sí!
-Si lo prometo estaré temprano en casa Miguel – niños – se lo creyó jajaja no puedo parar de reírme un león azul para creerse semejante mentira uno tenía que ser un niño jajaja.
Y llego la hora tan esperada el reloj de la clase ya pronto darían las doce, faltaba tan poco y ya era la hora esperada así que me pare sobre mi mesa sujete la llave en lo alto y grite: -Hoy tengo el poder, quien quiera ir a mi casa que forme una fila delante de mí -Todos voltearon y me miraron y gritaron en coro “yo, yo, yo”.
Había pasado todo lo que había planeado. Al salir de la escuela me fui a comer unos helados con mis amigos, recuerdo que durante el viaje nos la pasamos gritando de felicidad, pensaba que este era el mejor día de mi vida, estaba tan feliz, nunca imagine que no volvería a sonreír en mucho tiempo.
Cuando llegamos a casa vimos a Miguel durmiendo en la entrada de la casa. Dios me había olvidado que él salió temprano de la escuela su piel estaba muy clara, tenía mucha fiebre y su respiración era muy lenta, mis amigos al verlo me ayudaron a llevarlo hasta su cama. Me dijeron que lo cuide, que se tenían que ir yo les insistí para que se queden, pero no me escucharon, niños aun eran unos niños también, me enfade mucho con Miguel me acerque a su cama y le grite:
-Gracias arruinaste mi día, muchas gracias hermano -Y me fui a mirar televisión.
En ese momento admito que era todo un tonto, el campeón de los tontos. Conforme la noche pasaba me sentía culpable de lo que le había dicho. Me acerque a su cama y le dije “Miguel lo siento estaba enfadado perdóname si hermano”, pero el parecía no escucharme me acerque más a él y me di cuenta que la fiebre había aumentado me asuste mucho jamás lo había visto así de mal.
Le dije “Miguel te mentí nunca he visto un león y menos uno de color azul”, él sólo me miro y cogió su mochila, sacó su cuaderno de dibujo y me mostró el dibujo de un león azul “sabes Rai lo he visto y mira lo dibujo ahora si todos podrán creerme”. Me asuste mucho y solo le dije – “¿y qué hiciste? -Pues lo invite a casa pero el perro del vecino lo asustó y se fue volando, es una lástima yo quería que tu también lo vieras Rai, por más que le llamaba el no me oía.
Esa noche me dormí a su costado, no hacia esto desde ya mucho tiempo… Muy de noche llego mamá con el pastel de chocolate como lo había prometido “mamá Miguel está enfermo muy enfermo” – le dije.
Mamá corrió hacia la cama de Miguel muy asustada lo abrazó y besó, ¿cómo pasó esto Rai? -Es mi culpa mamá yo le quité la llave y el llego temprano se había quedado dormido afuera mamá –le dije con lagrimas en mis ojos.
-Ya calma hijo todo está bien – me dijo ella. Al día siguiente me fui a la escuela apresurado, Salí corriendo tan de prisa que olvidé despedirme de Miguel y de mi madre. Cuando estaba en clases todos me preguntaron por la salud de Miguel – mamá lo está cuidando el estará bien, les decía ¡”Qué bueno”! decían todos en coro, incluso Carolina me preguntó por él.
Era todo un sueño hecho realidad. Yo y la niña más linda de todo el mundo. Al fin se lo que es la felicidad, estaba tan feliz Dios, pero fue en ese momento en que Raúl, se paró en la misma mesa que yo me había podado solo hace poco, y grito: -Hoy yo tengo el poder, tengo la llave de mi casa, quien quiera venir conmigo que forme una fila frente a mí-
Y todo el salón grito en coro, yo, yo, yo… Raúl me miró y me dijo – ¿no quieres venir con nosotros? y yo le dije, “no, no puedo tengo que cuidar a Miguel” todos dijeron era una lástima para la próxima será Rai. No lo entiendo, ayer me sentía el rey del mundo y hoy simplemente no era nada.
En el camino a casa pensaba en como pedir disculpas a mi hermano. Cuando llegue a casa no pude encontrar a nadie, mi vecina salió de su casa con la llave de mi casa y me dijo
– “Miguel se puso peor, tu madre tomó un taxi y se lo llevó al hospital. Espera a tu papá vendrá pronto tu mamá lo ha llamado”. Ese día estuve pensando en Miguel, sus recuerdos no salían de mi mente no sé porque pero tenía mucho miedo. Cuando me dirigí a su cuarto, encontré sobre su cama su cuaderno de dibujo.
Siempre había querido revisarlo pero el rara vez me dejaba hacerlo, entre las hojas encontré el dibujo de su león aun le faltaba un poco para terminarlo de seguro lo acabaría a su regresa, pensaba dentro de mí. Muy de noche llegaron mamá y papá, les pregunté por mi hermanito me dijeron que tenía una mala enfermedad.
No querían decirme lo que tenia solo me repetían que él estaría bien, ¿por qué me trataban como un niño? mamá se llevo sus cosas y las de Miguel ella iba quedarse en el hospital esa noche y papá se quedaría conmigo. Apenas se fue mamá, papá se abalanzó sobre y me abrazó como hace tiempo no lo hacía, me dijo que debía ser fuerte, nunca antes había visto llorar a mi papá eso me hacía sentir algo dentro de mi.
No quería llorar, me esforzaba por no hacerlo ya que sólo los niños chiquitos y las niñas lloran y yo ya no era un niño sino todo un hombre. Siempre había notado a mi papá muy grande pero el día de hoy note a ese hombre grande volverse un niño. Papá se quedo en casa, dejo de trabajar y mamá solo venía de vez en cuando para darnos noticias de Miguel. Así los días transcurrían, nunca me imaginé que mi papá se convertiría en mi mejor amigo.
Nos pasábamos jugando todos los días, yo se que él necesitaba distraerse mucho. El día de ayer papá me llevó a volar cometas de papel que hicimos nosotros mismos, pobre de él se quedó todo el día parado y enseñándome pero yo era tan malo que mi cometa jamás alzo vuelo.
Hoy mamá me dijo que Miguel quería verme, yo y papá gritamos de emoción al fin veríamos a Miguel, yo quería pensar que todo sería como antes, este si era un buen día vería a mi hermano este si tenía que ser mi mejor día. Antes de irme a dormir me dirigí a la habitación de Miguel, tomé su cuaderno y vi su león ¡vaya lo hizo bien! Es una lástima que le faltó terminarlo me decía, hubo una idea que nació en mi – quizás el se ponga mejor si es que yo lo termino – y me puse a pintar y adornar su dibujo. Y me repetía cuando él lo vea mañana se pondrá muy feliz.
Pensaba que iríamos a recoger a Miguel como lo hicimos antes cuando él nació. Y llego el día tan esperado mamá y papá me dijeron antes de entrar a ver a mi hermanito que debía no debía hacer mucho ruido y que no le hiciera muchas preguntas ni diga nada que lo haga sentir mal y moviendo mi cabeza les dije que sí.
Por fin esta era la segunda vez que estaba en un hospital y estaba muy emocionado, tenía que verlo todo con cuidado, porque pensaba contarles de mi viaje en el hospital a todos los chicos de la clase. Nos paramos frente una puerta, y todos sujetados de las manos abrimos esa puerta, cuando la abrimos vimos a Miguel se veía muy delgado y muy pequeño, no dejaba de taparse bajo las sabanas de su cama, para que no lo viéramos.
Mamá y papá me dejaron solo con Miguel querían que hablemos, decían que él lo necesitaba mucho pero en realidad el que necesitaba hablar con él era yo, porque aun no terminaba de disculparme por la mentira que le dije.
-Miguel acércate Se acercó a mí con mucho cuidado y se descubrió su cabeza, me asuste mucho de su hermosa cabellera suave paso a no tener ningún solo pelito en su cabecita. Entonces le dije “wauuu Miguel tu sí que tienes suerte mira ahora no vas a tener que peinarte y tampoco tendrás que lavarte la cabeza, jajaja” y los dos reímos juntos.
-Miguel arreglé tu habitación.
-¿En serio lo hiciste Rai? Yo, con una expresión de orgullo y seguridad le dije que si, no dejaba de repetirle
– Ya verás cuando regreses a casa papá y yo hemos trabajado duro para arreglarla – Note una expresión muy triste en el rostro de Miguel y me quede en silencio.
-Rai tengo miedo, no sé lo que me pase, yo quisiera ser tan fuerte como tú lo eres, siempre te admire no quiero que mamá y papá sigan tristes y menos de que sigan gastando tanto dinero en mi. Yo se que el dinero que tenemos no es suficiente.
Vaya no lo podía creer yo siempre había pensado que Miguel era solo un niño pero hoy supe que el ya se había vuelto todo un hombre. Yo sólo atiné a mover la cabeza y a sonreírle
– Miguel ¿sabes? Cerca al colegio están construyendo un parque cuando salgas de aquí prometo que te llevaré.
- ¿En serio lo harás Rai? – dijo mi hermanito muy emocionado.
– Si, si lo hare – le dije – mi hermano estaba muy feliz. Nadie podría decirle que no a un niño tan lindo como él lo era.
De repente entraron papá y mamá gritando “feliz cumpleaños Miguel”, esto era toda una sorpresa que guardábamos para él, cumplía siete años, -Toma Miguel- le dije sacando de mi mochila su cuaderno de dibujos
– ¿Sabes? lo he terminado espero que te guste.
-¿Así como lo hiciste, tú también los viste? Yo quería decirle que no que en verdad le había mentido pero no fui capaz de decírselo y solo pude decirle.
– Si lo he visto, es más lo traje a la casa y está justo ahora echado en tu cama. Quiere conocerte Miguel, sabes me dijo que está ansioso de que te subas en él para llevarte a volar por todo el cielo.
-¿Y cómo lo trajiste? aún no entiendo.
-Es que la otra noche dejé la ventana abierta y él estaba en ella, entonces lo invite a entrar y desde ese día siempre cierro la ventana para que no se vaya.
-Rai dale de comer ¿si?
– Si Miguel lo hago siempre todos los días
– Cuando salga de aquí iré a un viaje con mi león. -Rai mira el dibujo está brillando parece real
-Si es increíble grité -Pero cuando vi el rostro de Miguel yo note qué él quien estaba llorando. Yo solo grite “wauuu no sabía que yo era tan buen dibujante”.
Miguel era mi mejor amigo, eso era algo que nunca admitía, pero él era mi mejor amigo. Amigos son los que pueden verse y hablarse cuando ellos lo desean. Amigos son los que están cerca cuando se necesitan, amigos son los que se ayudan cuando tienen dificultades, amigos son los que ahora hacen lo que antes no hicieron.
Papá y mamá llegaron a la habitación con un enorme pastel de chocolate, esa tarde la pasamos muy bien, no recordaba días como este, el día que Miguel entro al hospital nuestras vidas cambiaron ya nada era lo mismo. Apenas llegue a casa me eche a dormir, esa noche tuve un sueño muy extraño, la ventana se habría y entraba el león azul y sobre el león iba mi hermanito y los dos juntos se iban volando por el cielo y me repetía, que envidia siento por él.
Ese sueño nunca he podido olvidarlo. Miguel nos dejó dos meses después de sus cumpleaños, se fue con su león y no volvió nunca más a casa. Ha pasado el tiempo y aún espero que regresen por mí, me lo prometió él y sé que el siempre cumple sus promesas. Yo me quede en casa cuidando de papá y mamá y viví por él y por mí, cuando les pregunte por el ellos solo me decían que el destino nos lo había quitado y otras veces que estaba muy enfermo.
Nunca quisieron decirme que enfermedad tenía, no por malos sino porque tenían miedo. Yo los miraba y les decía que él no había muerto, que había venido en la noche y se había ido volando con su león azul. Ellos sólo me abrazaban y secaban mis lágrimas. Yo se que ese león existe porque Miguel me lo dijo, yo sabía que no vería a mi hermano en mucho tiempo, es por eso que esa canción me recuerda a él y sus sueños y hoy se que siempre seré un niño, y soy muy feliz de saberlo, soy un niño, así pase el tiempo siempre lo seré.
Esta es mi historia es una como dije que empieza con un adiós y termina con un hola. Te quiero hermano… Y espero pronto por ti y tu león azul…
Yo, quiero que me perdones por las veces en que dije no creerte, te amo hermano.
En la mitad de la estación cambiante, siento como los días se hacen más largos en la neblina de estos tiempos. Tú y yo pintamos nuestros sueños juntos un día.
Soñamos con un mundo de amor junto a los vientos de marzo, si una flor florece en primavera porque no puede florecer en el otoño o invierno, pequeñas luces se esperanza flotan por este viento, calentando la mañana poco a poco, a tu lado yo no siento miedo, me siento el rey del mundo y no hay nada que me detenga. Ahora estoy aquí de pie en la entrada de un mundo nuevo.
Gracias, me hiciste darme cuenta de que no estaba solo. Cuando cierro los ojos te veo y cuando los abro deseo verte de nuevo, me has ayudado a llegar a ser fuerte.
Yo también quiero hacer lo mismo por ti Cuando cierro los ojos te veo y cuando los abro deseo verte de nuevo, me has ayudado a llegar a ser fuerte. Yo también quiero hacer lo mismo por ti…
Fin